jueves, 12 de mayo de 2011

¡Yo no tengo la culpa Corpoelec!

¡No puede ser posible, pero sí lo es! Los culpables de la crisis en el sector eléctrico somos los venezolanos. Sí, usted y yo...y los demás connacionales que sobrevivimos en estos 916.445 kilómetros cuadrados que conforman nuestra Nación. Como dice el eslogan de aquel programa de televisión: "Aunque usted no lo crea.
 
Y es que mueve a risa, pero también da mucha rabia, el leer las declaraciones de Igor Gavidia, director del Centro Nacional del Despacho de Corpoelec, quien atribuye las fallas, no a la falta de inversión, como señalan expertos en el área, sino "al descuido por parte de los ciudadanos respecto al uso racional y eficiente de la energía"...Definitivamente hay que ser o bien caradura o muy jalamecate, y Gavidia acaba de llevarse el premio mayor en ese triste renglón.
 
Otro funcionario público, y de mayor rango, el ministro del Ambiente y presidente de Hidrocapital, Alejandro Hitcher, ya le había endosado la culpa del problema en el servicio eléctrico al fenómeno meteorológico de "El Niño", que impedía que las lluvias llenaran los embalses de agua del país; especialmente el de Guri, el principal generador de energía. Ahora, Gavidia, para no quedarse atrás en materia de declaraciones inverosímiles o absurdas, señala que "el problema se debe al consumo creciente de electricidad por las altas temperaturas registradas a partir del mes de marzo". Yo le preguntaría al señor Gaviria, qué piensa hacer entonces para los meses de julio y agosto, que se esperan sean más calurosos y secos ¿Será que quiere que volvamos a la época de las velas, las antorchas y las lámparas de carburo? Quizás así entonces entendamos cómo es que avanza ésta revolución.
 
Una de las características negativas de este gobierno y quienes lo representan, es escurrir el bulto en cuanto a sus obligaciones; enmendarle la culpa a quien sea. "La técnica del avestruz". Además tomándose la atribución de regañar al ciudadano, algo muy común en los regímenes militares donde los civiles, o sea nosotros los ciudadanos, somos personal de segunda o tercera categoría.
 
Con la excepción del área Metropolitana de Caracas y los estados Amazonas, Bolívar, Delta Amacuro y Vargas, el resto del país permanecerá sin servicio eléctrico hasta dos horas diarias por varios meses ¿Quién le repone los aparatos eléctricos dañados al consumidor que puntualmente cancela el servicio; quién le repone la comida perdida por falta de refrigeración? La respuesta nadie ya que el Estado, prestador del servicio no se hace responsable por las consecuencias. Usted y yo asumimos las culpas, y sin derecho a reclamo o pataleo. Usted pague por comprar protectores para los aparatos electrodomésticos, pague de nuevo para reponer la comida que se le dañó y cualquier consecuencia, vuelva a pagar ¡Eso es socialismo bolivariano del bueno!
 
Yo me pregunto por qué Corpoelec no se dedica a eliminar las "tomas ilegales" del servicio eléctrico en los barrios y zonas habitacionales del país;  por qué no les coloca a esos usuarios que roban a la empresa, su medidor de luz y los incorporan, como debe ser, al uso legal. Eso no es desconocido por quienes dirigen Corpoelec, es más saben y tienen conocimiento de los sitios donde ocurre. Esa sería una excelente manera de incrementar costos en la facturación y ayudaría a nuestra empresa prestadora del servicio, a mejorar el mismo.
 
Con bombos y platillos el Gobierno anunció que dos gabarras de generación eléctrica, Rufina y Margarita, instaladas en la bahía de Tacoa, al lado del llamado Complejo Generador Josefa Joaquina, contribuirían con 342 megavatios al blindaje eléctrico de la Gran Caracas, siendo las barcazas con máquinas unitarias más grandes del mundo. Nos dijeron que podían operar tanto con combustible líquido como con gas. Ahora dicen que comenzarán con diesel pero que en dos meses funcionen sólo con gas, con un consumo de casi 40 millones de pies cúbico al día. La verdad es otra: no hay suficiente producción de gas ni de diesel para darles combustible.
¿Seguiremos asumiendo culpas; dejando que se nos acuse de errores que no cometemos y recibiendo un servicio deficiente? ¿Vamos a continuar pagando una buena cantidad de bolívares por algo que no nos satisface? Yo creo que llegó el momento de decir ¡no!


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