viernes, 24 de febrero de 2012

Los temores del teniente coronel

 
  El teniente coronel parte hoy a La Habana. Nuevamente entrará a un quirófano, pero esta vez las condiciones son más dramáticas ya que la "lesión cancerígena de dos centímetros de diámetro", ha sido calificada por él mismo como seria. Que si no se cuidó; que no siguió las recomendaciones médicas y ha estado abusando. Que si desobedeció la dieta y la rutina post operatoria. Lo realmente cierto es que el cáncer no ha sido vencido y Hugo Rafael Chávez Frías lo sabe, y lo peor, le teme.
 
Su condición prostática es delicada. Ahora se arrepiente de no seguir al pie de la letra el tratamiento y el chequeo permanente de su antígeno o PSA. "La carnosidad anal" que se le operó en el Hospitalito en Fuerte Tiuna fue el primer llamado a no desobedecer los consejos médicos. Los galenos que lo atendieron en esa oportunidad, uno profesional en el Hospital de Clínicas y el otro infectólogo del Centro Médico, ambos entes ubicados en la urbanización San Bernardino, le recomendaron cuidarse mucho y llevar las cosas con mucha calma. Hoy, se arrepiente y lo lamenta.
 
Estos días han sido de mucho movimiento en Miraflores, Fuerte Tiuna y La hacienda La Chavera en Barinas. Preparativos, carreras, cajas, maletas, etcétera. Su círculo familiar más íntimo le va a acompañar a esta nueva "batalla", como el mismo la ha calificado. Y aunque ante la opinión pública trata de aparentar normalidad y cierto humor (como calificar de "escuálido" al tumor), sabe que no es así; que la lesión es grave y que ni siquiera su madre sabe totalmente la verdad.
 
En estas noches se ha preguntado de nuevo el por qué de lo que está pasando. Quien se cree predestinado a gobernar Venezuela y a ejercer y extender su influencia política más allá de nuestras fronteras, no se explica la jugada del destino. Ha llegado a dudar de sus ángeles, espíritus, apoyos y hasta del escapulario de Maisanta. Sabe que este es un "enemigo feroz", que no se combate de manera tradicional. Se siente solo y confundido y, hasta se arrepiente de no haber tomado en serio las recomendaciones de Fidel, de Raúl, y las más importantes, las de los médicos que lo trataron y le advirtieron lo que podía pasar...Y que pasó.
 
Por otra parte le mortifica la guerra interna en su organización. Aunque sabe que ni Jaua, ni Cabello, ni siquiera su hermano Adán tienen la valentía y el arrojo de disputarle el liderazgo, sabe que ellos esperan lo peor, y si regresa disminuido y con advertencias médicas más estrictas y firmes, la guerra se va a desatar y no cree que pueda hacer mucho por detenerla. Sabe que sólo Hugo Rafael Chávez, el "comandante presidente" puede mantener la unión; puede cohesionar diferencias, temores, odios y otras diferencias que son más que conocidas entre los suyos. Civiles y militares se detestan, a pesar de que todos se ponen prendas rojas y gritan su apellido hasta quedar roncos. Sabe que su regreso de Cuba, mientras más se retrase, paradójicamente, incrementa las peleas, y estás están a un tris de comenzar.
 
La última encuesta hecha por la empresa de Jesse Chacón lo desanimó. Jaua no alcanza el 20% de las preferencias electorales, y los que vienen detrás dan pena con esos números. Anoche, en la soledad de su habitación, seguramente reconoció que su liderazgo nace y muere con el. El jueves, al reconocer que las posibilidades de que la lesión sea maligna, se le escapó con tristeza la frase: "No soy inmortal". De inmediato se lamentó de haberlo dicho, pero ya el daño estaba hecho, y al ver la cara de sus acompañantes, así lo entendió.
 
Ahora sabe que ese mesianismo castrista le está pasando factura. Sabe que el eliminar o quitar de su entorno a quienes han podido disputarle dicho liderazgo no fue lo correcto. Por su mente pasó el flash del general Arnaldo Ochoa; héroe en Cuba y de la guerra en Angola, fusilado por Castro, acusado de narcotraficante, y aunque nadie en eso que bautizó como Partido Socialista Unido de Venezuela tiene los guáramos para disputarle de frente el liderazgo y la autoridad, sabe que a sus espaldas las puñaladas están listas para ser clavadas.
 
Total que el viaje a La Habana es un hecho y su salud pende de muchas cosas que no pueden ser ni controladas, ni compradas. El Chávez que debe llegar a la capital cubana esta noche es un ser preocupado, derrotado anímicamente y por primera vez, realmente con la suerte en contra.
 

miércoles, 22 de febrero de 2012

No estaba de parranda ni nada. Aquí estoy de nuevo y con mis "tips"

Aquí estoy de nuevo. Luego de un largo receso, por no escribir abandono, retomo mi blog. Razones personales (falta de tiempo, cansancio, actividades laborales y lo que se le ocurra a usted), hicieron que no volviera a redactar nada en mi blog.

Sin embargo, la "sequía redaccional" terminó. Vuelvo con mis "tips" y la voluntad de dar a conocer las informaciones que, considero, deben ser conocidas y comentadas por todos. Por otra parte, compartiré este blog con mis actividades en el portal web Dossier33.com, del cual formo parte como Coordinador de Información desde el mes de septiembre del año pasado. Es decir, o me leen aquí, o me leen en www.dossier33.com.

Así que robándole el nombre a la canción de Franco de Vita: ¡Aquí estoy otra vez! y aquí están mis tips.

Un abrazo a todos


 La mentira tiene patas cortas 

Así reza el refrán que pudiésemos aplicarle a los "acólitos" del teniente coronel Chávez. Cabello, Silva, Izarra, Amorín, Maniglia y otros tantos, apoyándose en insultos, burlas y descalificaciones trataron de tapar lo que es un hecho; la enfermedad del dirigente máximo de su partido y actual Presidente de la República.
 
Ya la prensa brasileña había dado a conocer los últimos síntomas del cáncer que viene padeciendo Hugo Rafael Chávez Frías. El mismo había confirmado a varios medios y a sus más allegados, que "iba a ir en carnavales a Barinas, a la hacienda La Chavera", a organizar la estrategia para la campaña electoral". Sin embargo, el viernes en la noche el dolor se le incrementó. Nuevamente le costó orinar. 
 
Se arrepintió de haber dejado de lado las recomendaciones médicas que le exigían unos chequeos que debió hacerse a principios de diciembre del año pasado. De inmediato, una llamada a La Habana del edecán de guardia y otra  al Grupo 5 de la Fuerza Aérea, basado en el aeropuerto internacional de Maiquetía, con las consiguientes carreras para preparar la nave que partió en la madrugada del sábado a la capital cubana.
 
Ya el domingo en la noche los rumores por las redes sociales eran muchos y variados. No estaba en Barinas, ni en Miraflores. Los correos electrónicos iban y venían. El colega Nelson Bocaranda cuelga un "twett" donde informa que familiares cercanos al teniente coronel viajan a La Habana. Nadie del gobierno dice nada. Horas después, el ministro de Información, Andrés Izarra escribe en su cuenta de Twetter una de sus típicas respuestas descalificadoras y vulgares, que en vez de tranquilizar, incrementan los rumores. La nota del diario brasileño "O Globo" es una de las más leídas y visitadas por internautas. En dos platos, el país entra a los carnavales del 2012 con la sensación de que Chávez nuevamente le oculta algo.
 
Ya el lunes algunos voceros del Psuv, en su tónica burlona y de descalificación, tratan de minimizar los rumores que han crecido como la espuma. Cabello y Jaua dicen que "el presidente está mejor que nunca". Nadie les cree y ya se sabe que Chávez está con su familia en La Habana, donde, por cierto, Gramma no ha dicho ni reseñado nada. El lunes, el teniente coronel aterriza en el país en la mañana temprano y horas después, en una transmisión sólo emitida por el canal del Estado, VTV, y por la red de medios oficiales en Barinas, desde una fábrica que construye tractores da algunos detalles de su enfermedad.
 
Mientras tanto en La Habana la reunión con los médicos cubanos, brasileños, españoles y venezolanos habían sido bastante agrias. En un tono cordial pero fuerte, Raúl Castro le recriminó el haber dejado de lado los chequeos, el horario de trabajo y la dieta estricta, aunque el Jefe del Estado le explicó, que había sido "en muy pocas ocasiones". Sin embargo, los exámenes, las radiografías y resonancias no dejaban lugar a dudas: La lesión estaba ahí, en el mismo sitio donde fue operado en junio del año pasado. El teniente coronel vuelve a sentir que el piso se le mueve.
 
Un médico oncólogo que consulté me dijo que una lesión de dos centímetros, tomando en cuenta el tipo de dolencia de Chávez "es bastante seria, y si nos guiamos por lo que el Presidente ha dicho, es una operación tan grave o más que la que le practicaron en Cuba meses atrás". Añade, al ser precisado que lo que dijo el teniente coronel en TV "puede ser sólo la punta del iceberg", ya que este tema sólo se sabe lo que el Presidente ha querido decir.
 
"El problema es que no se sabe bien dónde está o estuvo ubicado el tumor. Puede ser que cuando lo operen no consigan nada; sólo limpien y listo. Pero también puede ser que se consigan algo más, y eso no se cura con quimioterapia; es más, si es así, se demuestra que la quimioterapia no funcionó".
 
En la capital de la mayor isla de las Antillas quedaron los exámenes que confirman el agravamiento de la dolencia de Chávez. También quedó el compromiso con los Castro y con los médicos de regresar en pocos días a operar la lesión. Es una operación complicada, bastante difícil y eso lo sabe el teniente coronel que nos gobierna.